John William Cheever, reconocido como el "Chéjov de los suburbios", nació el 27 de mayo de 1912 en Quincy, Massachusetts. Hijo de Frederick Lincoln Cheever y Mary Liley Cheever, John creció en un entorno de prosperidad que se vio truncado debido a la crisis financiera que afectó a la industria del calzado en Nueva Inglaterra, llevando a su familia a una situación económica precaria. Esta situación familiar adversa y la expulsión de la Academia Thayer por fumar marcaron profundamente su juventud y fueron temas que más tarde exploraría en su literatura.
Cheever comenzó su carrera literaria tras ser expulsado de la academia, publicando su primer relato, "Expelled", en el periódico New Republic. Este evento marcó el inicio de su dedicación completa a la escritura. Cheever se casó en 1937 con Mary Winternitz y su obra comenzó a ganar reconocimiento mientras colaboraba con revistas de prestigio como The New Yorker, donde publicaría la mayoría de sus cuentos.
Durante su carrera, Cheever publicó varios libros de cuentos y novelas que le valieron un lugar destacado en la literatura estadounidense. Su primera novela, "Crónica de los Wapshot", publicada en 1957, recibió el National Book Award y fue seguida por secuelas que continuaron explorando las dinámicas familiares y sociales de sus personajes. Sus relatos cortos, compilados en "The Stories of John Cheever" en 1978, recibieron el Premio Pulitzer y se destacan por su profundidad emocional y su capacidad para capturar la esencia de la vida suburbana americana con un tono a menudo sombrío y crítico.
Los temas de Cheever incluyen la homosexualidad, el alcoholismo, las relaciones fracturadas y las tensiones de la vida doméstica, reflejando sus propias luchas personales con estos asuntos. A pesar de sus desafíos personales, incluyendo su batalla contra el alcoholismo y la depresión, Cheever logró una producción literaria que ha dejado una marca indeleble en la literatura del siglo XX.
John Cheever falleció el 18 de junio de 1982 en Ossining, Nueva York, a causa de cáncer de riñón, pero dejó un legado literario que continúa siendo estudiado y admirado. Su habilidad para entrelazar la tragedia y la comedia en sus relatos lo establece como una figura clave en la literatura estadounidense, capaz de retratar con agudeza y compasión las complejidades de la vida humana.
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