Walter Bendix Schönflies Benjamin nació el 15 de julio de 1892 en Berlín, en el seno de una familia judía asquenazí acomodada. Su padre, Emil Benjamin, trabajaba como anticuario y su madre, Pauline Schönflies, le inculcó el amor por las historias y narraciones, que más tarde influirían profundamente en su pensamiento crítico y filosófico. Su infancia estuvo marcada por problemas de salud que lo llevaron a pasar un tiempo en un internado en Turingia, buscando un clima más favorable.
En 1912, Benjamin inició sus estudios universitarios en la Universidad de Friburgo, aunque pronto regresó a Berlín para estudiar en la Universidad de Berlín, donde se sumergió en la filosofía y se encontró con el sionismo, aunque nunca se identificó completamente con esta corriente. Durante sus años de formación, fue influido por pensadores como Heinrich Rickert y se interesó por la crítica del formalismo en el arte y la filosofía.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Benjamin se inclinó por el pacifismo, alineándose con la izquierda europea radical. Su vida académica continuó en la Universidad de Múnich y la Universidad de Berna, donde conoció a figuras como Rainer Maria Rilke y Gershom Scholem, y se casó con Dora Sophie Pollack. Su tesis doctoral sobre el concepto de crítica de arte en el Romanticismo alemán fue completada en 1919.
Benjamin se enfrentó a numerosos rechazos académicos y personales debido a su origen judío y sus inclinaciones izquierdistas. A pesar de estos desafíos, contribuyó significativamente a la teoría crítica y la filosofía, con obras como El origen del drama barroco alemán y su famoso ensayo La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Su pensamiento combinaba elementos del marxismo, la crítica literaria, y el misticismo judío, lo que le permitió ofrecer perspectivas únicas sobre la estética, la cultura y la política.
La llegada al poder de Adolf Hitler y el régimen nazi obligó a Benjamin a huir de Alemania. Se trasladó primero a París y, con la ocupación nazi de Francia, intentó escapar a Estados Unidos. Desafortunadamente, su intento de fuga terminó en tragedia cuando, en 1940, se suicidó en Portbou, España, ante la amenaza de ser entregado a la Gestapo.
La muerte de Walter Benjamin marcó el trágico final de un pensador profundamente comprometido con la crítica de su tiempo. Su legado, sin embargo, perdura en su influencia en la teoría crítica, especialmente a través de sus asociaciones con la Escuela de Fráncfort y figuras como Theodor Adorno y Max Horkheimer. Sus trabajos sobre crítica literaria, filosofía de la historia y teoría del arte siguen siendo fundamentales en los estudios contemporáneos sobre cultura y política.
En resumen, Walter Benjamin fue un intelectual que no solo buscó entender el mundo a través de la filosofía y la crítica, sino que también vivió profundamente las tensiones y los conflictos de su tiempo, lo que se refleja en su obra multifacética y su trágico destino.
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