En "La chica que amaba a Tom Gordon", Stephen King nos sumerge en una intensa aventura de supervivencia y terror psicológico a través de los ojos de Trisha McFarland, una niña de nueve años. Durante una excursión por los Apalaches con su madre y hermano, Trisha se separa inadvertidamente del grupo al intentar evadir una discusión familiar. Lo que comienza como un simple desvío para evitar el conflicto, pronto se convierte en una lucha desesperada por la supervivencia cuando Trisha se pierde en el denso y amenazante bosque.
Con apenas unos pocos suministros, como pastelillos, un poco de agua y un sándwich, Trisha se enfrenta a la vastedad del bosque. Su única compañía es un Walkman, con el cual escucha los partidos de béisbol de los Medias Rojas de Boston y se imagina al lado de su ídolo, el lanzador Tom Gordon. Mientras avanza, la soledad y el miedo intensifican su percepción del entorno, llevándola a alucinar y sentir que está siendo perseguida por algo o alguien, una presencia ominosa que King insinúa sutilmente a lo largo de la narración.
La novela explora no solo la lucha física de Trisha por encontrar el camino a casa, sino también su batalla interna contra el pánico y la desesperación. King maestra la tensión psicológica, manteniendo al lector en vilo sobre qué es real y qué es producto de la imaginación de Trisha. La presencia de Tom Gordon en sus alucinaciones funciona como un pilar de fuerza y esperanza, guiándola en los momentos más críticos de su supervivencia.
La trama alcanza un clímax cuando Trisha cree enfrentarse al "Dios de los Perdidos", una entidad sobrenatural que ha tomado la forma de las amenazas que pueblan el bosque. En este punto, la novela se adentra en el terror más palpable, poniendo a prueba la resiliencia y la determinación de una niña contra las fuerzas de la naturaleza y lo sobrenatural.
Publicada en 1999, "La chica que amaba a Tom Gordon" es una obra que combina con maestría el suspense, el terror y una profunda exploración del espíritu humano. Stephen King, una vez más, transforma lo ordinario en un escenario de terror extraordinario, donde una simple excursión se convierte en una odisea de autodescubrimiento y terror psicológico.