En "La revolución de julio", Benito Pérez Galdós nos sumerge en el torbellino político y social de la España de mediados del siglo XIX, a través de la cuarta entrega de la cuarta serie de sus aclamados "Episodios Nacionales". Esta novela, escrita entre septiembre de 1903 y marzo de 1904 y publicada en el mismo año, retoma el personaje del marqués de Beramendi, quien ya había aparecido en "Las tormentas del 48".
El relato comienza con una descripción detallada del intento de regicidio por parte del cura Merino, su captura, juicio y ejecución, eventos que marcan el tono de una época marcada por la corrupción y el descontento. A través del diario de Beramendi, Galdós no solo nos cuenta su vida rocambolesca sino que nos ofrece una ventana a los acontecimientos históricos que sacudieron a la nación, incluyendo el asesinato de Francisco Chico, jefe de la policía de Madrid, durante la revuelta de julio.
El ambiente opresivo del gobierno de Luis José Sartorius, descrito como secularmente corrupto, y el auge del periodismo beligerante, son telones de fondo de la novela, que culmina con la revuelta de los moderados 'puritanos' en Vicálvaro en junio de 1854. Este evento, inicialmente encabezado por Leopoldo O'Donnell, evoluciona en una revolución de corte progresista liderada por Espartero, transformando el panorama político español.
Además de los personajes y eventos históricos, Galdós captura el pulso de la vida cotidiana y las reacciones populares de la época. Los detalles narrativos son ricos y evocadores, desde las descripciones de las calles hasta las escenas de la plebe en un almacén convertido en cuartel general. En un momento, el agotamiento del narrador lo lleva a un rincón oscuro y destartalado de dicho cuartel, donde, incapaz de continuar, se sumerge en un sueño profundo, reflejo del agotamiento y la desesperación de un país en crisis.
"La revolución de julio" no es solo una obra de ficción histórica, sino un documento que refleja las luchas, esperanzas y desilusiones de un pueblo en busca de reformas y justicia social. Galdós, con su maestría literaria, nos ofrece un retrato íntimo y a la vez expansivo de una sociedad en uno de sus momentos más críticos y definitorios.