"Lingüística cartesiana" de Noam Chomsky, publicada originalmente en 1966, es una obra que ha generado un amplio debate y una profunda revisión crítica en el campo de la lingüística y la filosofía del lenguaje. Este libro se propone explorar y expandir las ideas presentadas por los filósofos del siglo XVII asociados con Port-Royal, vinculándolas con la moderna teoría de la gramática generativa, de la cual Chomsky es uno de los principales desarrolladores.
Chomsky argumenta en su obra que ciertos conceptos de la gramática generativa, un enfoque que él mismo ayudó a formalizar y que busca describir las reglas y principios que gobiernan la estructura de las lenguas, pueden encontrarse en estado incipiente en la "Gramática de Port-Royal". Esta gramática, desarrollada por filósofos como Antoine Arnauld y Claude Lancelot, sugiere que el conocimiento lingüístico humano es parte de la mente innata, idea que resuena con las teorías chomskyanas acerca de la competencia lingüística.
El texto de Chomsky ha sido objeto de numerosas críticas, principalmente en lo que respecta a su interpretación histórica de la lingüística. Críticos han argumentado que Chomsky, en su revisión de la "Gramática de Port-Royal", proyecta de manera anacrónica conceptos modernos sobre ideas del pasado, lo cual podría considerarse un error metodológico. Estas críticas sugieren que mientras la conexión entre las ideas de Port-Royal y la gramática generativa es sugerente, Chomsky tal vez exagera el grado de anticipación o paralelismo entre ambos.
Además, el libro ha renovado el interés en la historia de las ideas lingüísticas y ha provocado un reexamen de cómo los conceptos lingüísticos se han desarrollado a través del tiempo. A pesar de las críticas, "Lingüística cartesiana" ha jugado un papel crucial en la promoción del estudio de la teoría del lenguaje dentro de un marco racionalista, destacando la naturaleza innata y universal de la estructura lingüística y su estudio a través de un enfoque formal y teórico.
En resumen, "Lingüística cartesiana" de Noam Chomsky no solo repasa la historia de la lingüística desde una perspectiva contemporánea, sino que también provoca un diálogo entre la tradición filosófica y las modernas teorías lingüísticas, desafiando a los estudiosos a considerar cómo las ideas del pasado pueden informar y enriquecer las teorías actuales sobre la mente y el lenguaje.