"Norby y los Invasores" es una obra dramática de teatro chileno escrita por Egon Wolff en 1963, que se adentra en el conflicto de clases y las tensiones sociales que marcaron a Chile en la década de los sesenta. Bajo la dirección de Víctor Jara, esta pieza fue estrenada el 19 de octubre de 1963 en la Sala Antonio Varas de la Universidad de Chile, provocando un impacto significativo y opiniones divididas entre el público y la crítica debido a su temática provocadora y su representación de la polarización social.
La obra se centra en la familia Meyer, residentes acomodados de Santiago de Chile, cuyo hogar se convierte en el epicentro de una invasión por personas de clases sociales más bajas, referidas como 'los del otro lado'. El escenario principal es el lujoso salón de los Meyer, descrito con detalles que subrayan su opulencia y distinción burguesa.
En el Primer Acto, la tranquila noche de la familia Meyer es interrumpida por la irrupción de China, uno de los invasores, que se enfrenta a Lucas Meyer, el patriarca, en una tensa confrontación que comienza con una petición de comida y evoluciona hacia demandas más audaces. Junto a China, Toletole, otra intrusa, se introduce en la casa, lo que desencadena una serie de eventos que ponen de manifiesto las tensiones subyacentes entre las clases. La confrontación inicial revela secretos del pasado de Meyer, incluyendo la sospechosa muerte de su antiguo socio, sugiriendo una vendetta personal que complica aún más la situación.
La llegada de más invasores al amanecer intensifica el drama. Pietá, la esposa de Lucas, exige su expulsión, mientras que Marcela y Bobby, los hijos de los Meyer, muestran reacciones divergentes: Marcela se opone físicamente y resulta herida, mientras que Bobby adopta una postura más comprensiva y reflexiva, sugiriendo una comprensión más profunda de la injusticia que subyace en el conflicto.
El Segundo Acto transcurre cuatro días después, con los invasores firmemente asentados y desmantelando el mundo material de los Meyer. La obra profundiza en las dinámicas de poder y resistencia, mostrando a los invasores no solo como antagonistas, sino como catalizadores de una confrontación necesaria con las desigualdades estructurales de la sociedad. A medida que el caos envuelve el hogar, las diferencias ideológicas se ponen de relieve, reflejando el tumulto social de la época y anticipando los eventos políticos que sacudirían a Chile en la siguiente década.